EL LOGO Y LA MARCA
Muchas personas consideran el logo como la guinda del pastel, es decir, el último paso tras decidir la actividad de la empresa, valores y demás pero por el contrario hay otros que lo tienen elegido desde el principio incluso antes de saber qué empresa van a crear.
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Es habitual darle más importancia al logo de la que realmente tiene. Sí que un buen logotipo puede atraer al público y hacer que se interese por nuestra marca incluso sin conocer nuestro producto o servicio pero en general, se tiende a pensar que el logotipo es nuestra marca, pero esto no es así.
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No hay que creer que un buen logo significa una marca fuerte. Tenemos que construir nuestra marca poco a poco, que todos los que forman parte de ella se comporten bajo una misma filosofía, comunicarnos siempre siguiendo unas pautas comunes y, por supuesto, cuidar la forma en la que aplicamos nuestra imagen.
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Todas las partes cuentan para tener una marca saludable y de calidad que nos permita navegar de manera sólida hacia el éxito. Prueba de ello es que los cambios de algoritmos en las redes sociales, esos que penalizan el alcance de las marcas para que inviertan en promoción, no afectan tanto a las grandes marcas, pero hacen que las pequeñas (o las más débiles) desaparezcan de los timelines.